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domingo, 11 de enero de 2009

Gracias Serrat.

Mi amado Serrat...
Te escuchaba cuando me sentí inmensamente feliz, y también cuando las cosas no me iban de todo bien. Pero ahí estabas... ayudando no hundirme y seguir soñando. Tu sabes lo que yo no sé, pero sientes lo mismo que yo.

Aprendí de ti muchas cosas y sigo aprendiendo. Cuando lágrimas son muchas, soy una buena aprendiz. Comprender lo que nadie puede comprender, ver lo que nadie puede ver, amar a alguien más que los demás: sin limites, sin reproches, a ciegas...

Fui una bruta: cuando pensé que la vida debe ser conformada solo de los besos, abrazos y sonrisas, y cuando descubrí que la vida no siempre es así, dejé de sonreír;
cuando quería como pareja a un hombre perfecto, y descubrí que las citas perfectas son siempre con los hombres imperfectos;

cuando quería tener con un hombre los vínculos emocionales, intelectuales y físicos en un maravilloso conjunto, y descubrí que es un sueño, solo un sueño y un deseo imposible de cumplir;
cuando lloraba porque quería cambiar el mundo y dar un pan a todos, y comprendí que nadie puede, que debo preservar mis angustias, mi monólogo interior, y ser fuerte para poder abrir los ojos del mundo con una noticia sobre el dolor ajeno suprimiendo el mio;

cuando pensé que tener una falda corta y una buena apariencia es suficiente, y me di cuenta que también necesito una lengua bien larga y un montón de neuronas;
cuando traté de hacer peleas en un mar abierto sin saber nadar y sin saber que los peces gordos siempre se las arreglan para volver al mar y comen sin piedad a los más pequeños;
cuando no quería escuchar a los consejos de nadie, y me volví una sorda como un viejo remordimiento o un vicio absurdo;

cuando pensé que para ir a una cita hay que pintarme como un apache que quiere la guerra, sin saber que ya lo vencí con solo una mirada, y él puso todas sus armas a mis pies sin pelear;
cuando dije una vez que tengo miedo de no ser feliz, pero pude sobrevivir cuando me sentí muy infeliz, muy desprotegida y muy sola;

cuando pensé que puedo hacer de invierno una primavera y del infierno un paraíso cuesta lo que cuesta, y después me di cuenta que no puedo, que de todos modos debo irme aunque no sepa a donde;
cuando yo puse un disfraz de la mujer feliz y cuando confundí el amor con el amor propio; cuando peleaba y peleaba y después comprendí que no debo pelear, porque el rey es la reina aunque no gobierna;

cuando me temblaba del miedo por cualquier cosa, y aprendí que debo hacer siempre lo que temo hacer y no importa como me siento por dentro, siempre debo tratar de parecer una ganadora...



Ay, mi amor...sin ti no entiendo el despertar. Ay, mi amor... sin ti mi cama es ancha... Así como me enseñaste: el milagro de existir, el instinto de buscar, la fortuna de encontrar, el gusto de conocer, el placer de coincidir, el orgullo de gustar, la delicia de encajar y abandonarse, el alivio de estallar y derramarse...
Gracias Serrat. Estoy triste, cántame algo: de lo viejo, de lo nuevo, de lo de siempre... con ser una canción tuya ... me basta.

By Liou.

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